Conocido desde sus inicios en 1808 como el cementerio general de la ciudad, el ahora poseedor de aquellas obras más representativas y elegantes de la época; además, de los nichos que guardan en sus corazones al que en vida fue un grande y que son acompañados de imponentes estatuas que hasta parece que respiraran y nos miraran fijamente; miles de historias, miles de apariciones, miles de milagros, eso es el museo cementerio Presbítero Matías Maestro. Considerado por el Instituto Nacional de Cultura como patrimonio cultural y primer cementerio en América Latina que guarda entre sus paredes aquellas evidencias de los procesos de modernización por la que pasó la ciudad de Lima.
Como se mencionó antes, el Presbítero aparte de ser conocido por el arte y la historia que posee, también se les atribuye a sus huéspedes milagros de manera sorprendente. Sobre esto, el historiador Carlos De La Cruz Villanueva precisa en un artículo sobre “Cultos populares mortuorios en el cementerio Presbítero Matías Maestro”:
“Los ejemplos desarrollados brevemente nos muestran cómo se reproducen los cultos populares mortuorios y la relación entre creencias en la actualidad y los malestares sociales que afectan a una parte de la sociedad con escasos recursos que recurren a los cultos para procurarse así mismo alivio ante sus problemas diarios.”
Por lo general, es a gente humilde a la que se la ve limpiando, arreglando y agradeciendo a los difuntos por medio de flores, serenatas y cartas por los milagros concedidos. Es sobre este tema al que nos enfocaremos en este blog dedicado a la santidad atribuida específicamente a Ricardito Espiell.
Bibliografía:
DE LA CRUZ, Carlos (2008) Cultos populares mortuorios en el Cementerio Presbítero Matias Maestro, pp.171-190. En: revista latinoamericana de ciencias sociales Illapa, año 1, No.1.
viernes, 9 de abril de 2010
Introducción
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